"Espacio para la música y la palabra... Separadas o juntas"

"Hay veces en las que el silencio es la mejor de las palabras y de las músicas que un ser humano puede llegar a necesitar"

viernes, 24 de febrero de 2012

Ganas de seguir escribiendo

Un blog tan irregular como el mío resulta raro de "seguir" como tal. Gracias de antemano a los que os toméis la molestia de leer estas reflexiones sencillas... El tiempo y, sobre todo, la falta del mismo me impide e impone ponerme a escribir y reflexionar en-mi-alta-voz como a mí me gustaría...

En dos semanas me tocará hacer, de nuevo, una charla vocacional en mi antiguo colegio e instituto a chavales de 2º de BACHILLERATO. Y, a fecha de hoy, precisamente ni yo mismo sigo sin tener del todo claro quién soy y a qué me dedico exactamente. Sólo sé que he tenido la suerte de poder hacer lo que me ha hecho feliz en todo momento pese a los reveses que me haya podido ir colocando la vida a mi paso...

Varias veces he podido hablar y volver a hablar sobre lo mismo. Y no sé si lo que acaba saliendo de mi boca, o de mis manos, sigue siendo el mismo mensaje... Me sabe mal repetirme, ser monotemático, pero expiar mis propios pecados "vocacionales" me hace ser consciente de mi limitación, de mi incapacidad para abarcarlo todo... De mi humanidad...

No me gustaría a verme en la situación de esos mismos chavales a los que voy a hablar. Porque parece que TODO el peso de sus vidas recaerá en elegir un camino u otro; una carrera, un ciclo formativo, un trabajo... Aunque la vida misma me podría volver a poner en una situación parecida, y volver a hacerme "elegir" qué camino seguir... No sé si en mi caso es que he tenido mucha experiencia previa, suerte o intuición, pero la verdad es que siempre he visto claro hacia dónde tenía que tirar en cada momento. He tenido meridianamente nítido el horizonte hacia el que quería correr. Y he tenido el coraje de hacerlo. De tirar por ahí. Aunque me haya costado siempre adaptarme. Aunque me haya supuesto tener que aprender a hacer algo nuevo o reinventarme completamente en lo referente al trabajo que me tocara realizar...

Quizás nunca he vivido esa responsabilidad por mi manera de ser. De tratar de ser, o incluso lograr ser, tan camaleónico y saber adaptarme a lo que me toque. De saber qué es lo que me hace feliz y buscar la mejor manera de lograrlo en cada momento... Desde que en su momento acabé accidentalmente en una clase de una escuela universitaria de enfermería y me di cuenta de que mi vocación de servicio a los demás se veía satisfecha a través de esa profesión, o desde que me metí por primera vez en una pecera de estudio a grabar algo que mi alma pedía a gritos que sacara fuera de mi cabeza y de mi corazón para compartirlo... Todo lo he ido viendo tan "a huevo" que nunca he tenido que tomar ninguna decisión drástica o dramática como (supuestamente) se nos EXIGÍA a nosotros o se les EXIGE ahora a estos chavales...

Tal vez lo más curioso de todo es que mi mensaje principal en todo esto, o la moraleja por llamarla de algún modo, sea que no hay un único modo de vivir la vida para cada persona; no hay una manera ideal de sobrevivir en el mundo para cada un@ (pese a que muchos padres se esfuercen en que sus hij@s tengan un futuro brillante como funcionari@s, con una estabilidad contrastada). Tal vez, yo hubiera tenido una vida con más dinero, o más estabilidad, siendo funcionario, o arquitecto, o ingeniero, o empleado de banca... Y, tal vez, también estaría siendo feliz. Porque eso va, más bien, en cada cual y no en lo que le sucede o en cómo le sucede. Cada cual debe ir realizando su vida poco a poco con lo que le vaya viniendo de cara o, en el caso vocacional más extremo, hasta de "culo". Porque lo grande de una vocación, sea cual sea, es saber vivir su vida y llenarla de felicidad para uno mismo pese a las cartas con las que nos toque jugar; porque la felicidad, de lo que y los que nos rodean, suele ser transmitida e irradiada por nosotros mismos hacia ellos. Nuestra ilusión, nuestro entusiasmo, nuestro saber hacer o saber dejar a otro porque no sabemos hacer, nuestras ambiciones...

En este sentido, participar en la charla vocacional, no sé si será finalmente positivo para los chavales o si les supondrá tal "paja mental" que se me desconecten a los cinco minutos... Lo que sí que me ha acabado quedando claro a mí mismo, es que, pese a las "exigencias del guión", las historias se pueden contar de modos muy distintos y válidos... Sólo hay que tener ganas de seguir escribiendo...